¿Por qué es tan difícil suspender el juicio?
Bueno, nuestro crítico interior ha vivido con nosotros prácticamente toda la vida, desde la más temprana infancia. Es aquella vocecita que constantemente nos dice en nuestra mente: “No hagas esto, te pondrás en ridículo”; “No eres suficientemente bueno para esto”; “No te metes allí, seguramente fracasarás” etc. ¿Te suena familiar? Pues bien, como llevamos toda la vida escuchando esa vocecita, ahora ya ni siquiera nos damos cuenta de ella. Pero está ahí y nos frena. Frena nuestra creatividad.
¿Qué podemos hacer? El primer paso sería aprender a darnos cuenta de esa vocecita. Pero ése sería sólo el primer paso. Porque no podemos simplemente decirle “Vete de aquí”.
Cuánto más intentemos rechazar a nuestro crítico interior, más ferozmente continuará con su trabajo.
El crítico interior tiene un rol muy importante.
Por muy dañino que nos parezca su actitud hacia nosotros mismos, todo lo que quiere, en realidad, es protegernos. Para que no nos hagamos daño. Para que no nos pongamos en situaciones “peligrosas” que nos puedan “hacer daño”. Lo hace lo mejor que puede. Si queremos que ceda, lo que necesitamos es reconocer la importancia de su labor. La próxima vez que te des cuenta de esa vocecita que no te deja avanzar hacia tus objetivos, dile: “Escucha. Aprecio mucho que intentas protegerme. Te estoy agradecido, de verdad. Pero ahora no me permites avanzar, y es lo que me hace daño. Necesito que me apoyes ahora. En silencio.” Y luego date permiso para equivocarte; para cometer errores; para tener ideas estúpidas, no realistas, que no funcionarían nunca; para no llegar a ningún lado; para crear algo totalmente común y mundano que no tendrá ningún interés para nadie; o finalmente no crear nada en concreto; o crear algo poco definido, incomprensible y raro; o algo que no es para nada novedoso ni original.
Fotografía: Cortesia de Ryan Jacques, fuente: unsplash.com
Date permiso, y verás cómo con la aceptación llega la transformación.
¿Cómo podemos aprender a suspender el juicio?
Para empezar, como ya hemos dicho, habría que aprender a darnos cuenta de nuestros juicios. Esto de por sí ya es un reto importante. Practica estar aquí y ahora, darte cuenta de tu experiencia en el momento presente, en lugar de ir vagando por tus pensamientos. Lleva un diario. Medita. Haz yoga.
La danza libre es una buena herramienta para aprender a desconectar la mente racional y dejarse llevar. También puedes practicar la escritura automática. Empieza a prestar atención a toda tu experiencia sensorial, no solamente a tu mente. ¿Qué te dice tu cuerpo? ¿Qué te dice tu intuición? Recuerda, tú eres mucho más que tu mente. Tú eres todo.
Y finalmente, practica, practica, y practica. Cuanto más veces pases por el proceso creativo más confianza tendrás cada vez en que, aunque en este momento todo lo que tienes es muy ambiguo e incierto, si te das suficiente tiempo para jugar y experimentar con ello, algo podrá salir de ahí. Para aprender a confiar en el proceso hay que practicarlo.
Prueba algunos de nuestros ejercicios y reflexiona: ¿En qué situaciones típicas emites juicios automáticos sin pensar? ¿Cómo afectan tus juicios a los demás? ¿Y qué pasa con tus auto-juicios? ¿Cuándo y por qué te juzgas? ¿Qué te impiden conseguir tus juicios?
¿Qué puedes hacer a partir de ahora para practicar un poco más la suspensión del juicio?
¿Te ha gustado? También te puede interesar:
4 marzo 2014
Elogio a la suspensión del juicio. Parte 4. Tu ritual creativo.
11 febrero 2014
Elogio a la suspensión del juicio. Parte 1.
17 febrero 2014
Elogio a la suspensión del juicio. Parte 2. El legado de Jung.
25 febrero 2014
Elogio a la suspensión del juicio. Parte 3. Sobre el trance creativo y misterios del cerebro.
2 diciembre 2013
Cómo el arte abstracto puede ayudarte a desarrollar tu potencial creativo
25 marzo 2014