Carl Jung decía que el proceso creativo nace del contacto de lo inconsciente con nuestra mente irracional. Pero en realidad Carl Jung decía muchas cosas.
Si tú te hicieras esta pregunta: “¿Quién soy?”, y la tuvieras que contestar, no para alguien más, sino para ti mismo, ¿qué te contestarías?
Mmm… Difícil de responder, ¿verdad? “Yo soy yo”. Pero ¿quién soy yo? “Yo soy tal nombre”. Pero si me llamaran por otro nombre, ¿dejaría de ser yo? “Soy la madre de mis hijos”. Pero si no tuviera hijos, ¿dejaría de ser yo? “Soy programador”. Pero si cambiase de trabajo o si no trabajara, ¿dejaría de ser yo? Si quito todas esas capas de los roles sociales, de mis propias definiciones de mi mismo, ¿qué es lo que queda dentro?
Cuando un bebé nace, al principio él no se percibe como algo separado del resto del mundo. Él y el mundo son un todo. Pero poco a poco, a medida que crece, el bebé aprende a distinguir. “Esto soy yo” y “Esto no soy yo”. Primero esto se aplica a su cuerpo físico. Luego se extiende al mundo psicológico. El bebé aprende que unos comportamientos le sirven y otros no. Así se forma la personalidad. O lo que Jung llama “Ego”. Jung también distinguía otras partes del Yo. La “Persona” es la máscara que nos ponemos para mostrarnos al mundo exterior. Es sólo la pequeña parte de nuestro ego con que nos presentamos a los demás. Pero ¿qué pasó con todo aquello que de pequeños etiquetamos como “No soy yo”? Pues sigue formando parte de nosotros, pero como lo hemos rechazado, está escondido en las profundidades de nuestro subconsciente. Esto es la “Sombra”. Y dentro está aquello que queda si me quito todas las capas superficiales intentando responder a la pregunta “¿Quién soy yo?”. Es lo que se llama la “Esencia”.
Fotografía: Cortesia de Steve Richey, fuente: unsplash.com
Sólo nuestro Ego (y tal vez sólo en parte) y nuestra Persona están en la superficie de nuestra consciencia. Todo lo demás está escondido por debajo de las aguas del inconsciente.
También existe el Inconsciente Colectivo. Ésta es la parte de nuestra Psique que compartimos todos los seres humanos. Son los comportamientos arquetípicos que repetimos independiente de la historia y experiencia personal de cada uno. Es nuestra memoria colectiva, nuestra cultura, los Memes.
Jung decía que el objetivo de cada uno en la vida es reunir de nuevo el Ego con la Sombra para volver a ser un todo desde la Esencia. En este proceso de la transcendencia del Ego, el inconsciente (sea mi Sombra o el Inconsciente Colectivo) entra en contacto con lo consciente, y de este contacto nace el proceso creativo. De este modo el proceso creativo es lo que facilita nuestra transcendencia, es lo que da forma a nuestro inconsciente escondido.
Pero yo necesito permitir que esto ocurra. En un momento dado necesito relajar mi mente consciente para que el inconsciente pueda manifestarse. En ese momento entro en trance creativo. Doy un salto mortal, como dijo Octavio Paz, para encontrarme con mi otro yo.
Puedes hacer un ejercicio simple pero difícil a la vez para empezar a conocer a tu sombra. Reflexiona, ¿qué es lo que normalmente te irrita en otras personas, provoca algunas reacciones negativas en ti? ¿Y qué, en cambio, admiras? Aquello lo que no te gusta en los demás, seguramente crees que tú no lo tienes, ¿verdad? Y aquello a que admiras, puede que también te provoca una pizca de envidia, porque tampoco crees que lo tienes. ¿Verdad? Pues, ésta es tu Sombra.
Ves reflejado en los demás aquello que has rechazado en ti mismo.
Esta semana observa tus reacciones de admiración y rechazo hacia la gente. No te precipites dejarte llevar por tus típicas reacciones (ya has aprendido contar hasta diez, así que ya has avanzado un poquito en el arte de la suspensión del juicio). Simplemente observa. Y empieza a preguntarte “¿De qué manera esto, lo que observo en el otro, podría que se manifieste en mi, aunque muy sutilmente? ¿Cómo soy igual a esta persona?”. Este ejercicio de observación y autorreflexión es muy importante, ya que te prepara para tu encuentro con el gran autor de todos tus bloqueos creativos – tu Crítico Interior. Pero de ello ya hablaremos.
¡Buena práctica!
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