Hace poco una amiga y colega mía, Mònica Ferrerós, la fundadora y coordinadora de La Bullidora (el centro de desarrollo de la capacidad creadora del ser humano en Girona) fue invitada como ponente a TedxGirona Woman. Me atrajo mucho la atención en su discurso su distinción entre los conceptos de ser creativo y ser creador. Aunque siempre ha habido muchas discusiones acerca de qué es la creatividad, y el concepto sigue siendo ambiguo (lo que creo es intrínseco por definición a la creatividad), en las últimas décadas la mayoría de los profesionales dedicados al tema parecen haberse puesto más o menos de acuerdo relacionando el concepto de “creatividad” con “creación de algo novedoso u original que aporta valor”. Ya en más de una ocasión, en estas páginas, he expresado mis reservas acerca de esta definición, y volveré a hacerlo más de una vez. Por eso me llegó tan hondo al corazón la definición de Mònica del ser creador como una persona capaz de crear su propia realidad.

Este concepto engloba muchas cosas. Tomar las riendas de la propia vida de uno. Conectarse con su potencial. El poder personal, el coraje de admitir y llevar a cabo los sueños de uno. Asumir la responsabilidad de su propia vida, de cada acto cotidiano. Tomar conciencia de uno mismo.

En cada instante elegir uno quién quiere ser y qué quiere que sea su vida.

En el libro que habla más o menos de lo mismo, “Choose yourself” (gracias a Jeff Robinson por este maravilloso regalo de Navidad;-)) James Altucher cuenta como en un día oscuro de marzo de 2009 él se puso a repartir chocolatinas en la entrada de la Bolsa de Nueva York. Como ya he dicho, eran tiempos oscuros. El mercado se estaba cayendo. No, no solo eso, todo el mundo se estaba sumergiendo en el agujero negro del que no había salida. Las personas que entraban en el edificio de la bolsa estaban estresadas y deprimidas. Pero el chocolate produce en el cerebro las mismas hormonas que se crean cuando estamos enamorados. James Altucher asegura que el mercado de acciones americano no ha parado de crecer desde aquel día.

Él está seguro de que él con sus chocolatinas salvó a la economía mundial.

Estamos viviendo en tiempos turbulentos.

Fotografía: fuente: New Old Stock Photos http://nos.twnsnd.co/

El mundo parece estarse derrumbando a nuestro alrededor, arrasando todo aquello que creíamos conocer: nuestras seguridades, nuestras expectativas, nuestras esperanzas de estabilidad y certidumbre. Todo en la naturaleza tiende a buscar un equilibrio, y el equilibrio más perfecto es la quietud absoluta. ¿Pero dónde hemos visto esto en la naturaleza, si la vida está en la dinámica perpetua? De la quietud nace el movimiento. El movimiento crea el caos. El caos lleva a la complejidad. La complejidad crea el orden. Del orden nace la quietud que otra vez se rompe por el movimiento.

Por eso creo que en realidad estamos viviendo tiempos fascinantes, emocionantes.

No solamente porque ahora más que nunca cada uno tenemos todas las posibilidades de conectarnos con todo nuestro potencial, tomar las riendas de nuestra vida y crear nuestra propia realidad realizando nuestro potencial en todo su esplendor. Es que ya no tenemos otra opción. ¿No es maravilloso? La complejidad en que hemos caído está creando un nuevo orden.

Fotografía: cortesia de James Forbes; fuente: unsplash.com

El orden regido por la creatividad y por la creación.

No creo en comenzar una nueva vida a partir de lunes. Ni a partir del 1 de enero. Por eso soy bastante reacia a las resoluciones del año nuevo. Creo que es un trabajo de cada día.  Pero por otro lado un ritual, y las resoluciones del año nuevo lo son, puede tener su poder, si uno conscientemente le asigna un sentido. Así que, para aprovechar la magia renovadora del comienzo del año, os ofrezco aquí mi pequeño regalo: El Libro de Inspiraciones, una guía para acompañaros en el principio del viaje de la búsqueda creativa de uno mismo.  Son solo unos primeros pasos, pero son los pasos que pueden ayudar a crear nuevas realidades.

Así que, seamos creativos. Y seamos creadores.