La historia de Pau

Pau es informático. Trabaja en una empresa de desarrollo de software. Le gusta mucho su trabajo. Solo tiene un problema: su jefe. Su jefe es una persona realmente molesta, constantemente se entremete en el trabajo de Pau, entorpece el proceso, da instrucciones incompetentes (según Pau) y grita cuando no entiende algo (lo que ocurre a menudo). Vamos, que la relación entre Pau y su jefe no es la más idónea para la productividad. Pau se está planteando cambiar del trabajo, pero le da mucha pena. Lleva ya varios años trabajando en esta empresa y le gusta. Tiene buen sueldo, la oficina está bien situada y aunque hay muchas empresas de informática y Pau tiene un buen currículum, dada la situación de crisis actual la idea de dejar su puesto actual no le parece la mejor.
Realmente, es un problema…

Escalera de abstracción

Vamos a explorar la situación de Pau, para ver desde qué ángulo él podría enfocar el problema para hallar la mejor solución. Para ello nos van a ayudar dos simples preguntas: “¿PARA QUÉ?” y “¿QUÉ SE LO IMPIDE?

¿Para qué?

De modo que a Pau le gustaría tener otro jefe. Preguntémosle, ¿para qué? Pau contestaría que para poder trabajar tranquilamente para que nadie le moleste durante el trabajo. Entonces, éste podría ser el enfoque del problema (que no necesariamente se resuelve deshaciéndose del jefe). Pero, preguntemos, ¿para qué MÁS Pau quiere tener otro jefe? Entonces Pau diría que los gritos del jefe le hacen sentir mal emocionalmente, le crean inseguridad. Éste es otro posible enfoque del problema: para sentirse bien consigo mismo. No nos vamos a parar aquí. Sigamos preguntando, ¿para qué más a Pau le gustaría deshacerse del jefe? Pues resulta que Pau considera que él mismo es una candidatura más adecuada para ese puesto y además desde hace tiempo merece una promoción. Entonces, es otro posible enfoque: para la promoción y el desarrollo de su carrera profesional. Ahora vayamos más allá del enfoque inicial. Preguntemos, ¿para qué Pau quiere poder trabajar tranquilamente? A lo que Pau contestaría que está trabajando en un proyecto muy importante y difícil, que las fechas límites se están acercando, y que no está seguro de poder cumplir los plazos. Entonces Pau quiere deshacerse del jefe para conseguir acabar el proyecto y para ser más eficiente. Aquí tenemos dos problemas más. Además, diría Pau, él quiere simplemente poder disfrutar de su trabajo, lo que nos da otro posible enfoque más.

Hasta ahora, siempre, cuando preguntamos para qué lo quiere, la respuesta nos llevaba a un problema más amplio que el anterior.

Si resolvemos el problema más amplio, se resolvería también el problema inicial (o dejaría de ser un problema). Sin embargo, elegir el enfoque más abstracto no siempre es la mejor dirección. Si el problema es demasiado amplio, puede ser difícil resolverlo. Así que vayamos en la dirección contraria, y busquemos enfoques más concretos, que serán diferentes posibles raíces del problema original. A encontrar estas raíces nos ayudará la pregunta “¿QUÉ SE LO IMPIDE?”.

¿Qué se lo impide?

Preguntemos, ¿qué le impide a Pau tener otro jefe? Pues, diría él, que el puesto está ocupado por éste, y que él, Pau, no tiene ningún poder para despedirle. Entonces, el enfoque podría ser conseguir que el jefe se vaya por sí solo. ¿Qué más le impide a Pau tener otro jefe? Pues que Pau duda de que en esta situación de crisis le sea fácil encontrar otro trabajo. Buscar las posibles opciones de otras empresas que le podrían ofrecer las mismas o mejores condiciones es un enfoque más. ¿Qué más le impide a Pau tener otro jefe? Pues que en realidad todos los jefes de Pau en su experiencia laboral han sido así. ¿Para qué molestarse si otro jefe que venga va a ser igual? Eso nos apunta a un enfoque más: aprender a construir una buena relación con un jefe.

Vayamos a un nivel aún más profundo. Preguntemos, ¿qué le impide (o puede impedir) a Pau que el jefe se vaya por su cuenta? A eso Pau nos contestaría que no sabe cómo hacerlo. Entonces, el posible enfoque podría ser saber en qué casos y cómo la gente se va del trabajo de manera voluntaria. ¿Y qué le impide a Pau buscar las posibles opciones de otras empresas que le podrían ofrecer las mismas o mejores condiciones? Respuesta de Pau: en España todas las empresas están mal. Entonces, un enfoque podría ser encontrar trabajo fuera del país. O encontrar trabajo en otra industria. ¿Y qué le impide a Pau aprender a construir una buena relación con un jefe? Pues, que Pau confiesa que tuvo un padre muy autoritario y que desde entonces siempre ha tenido relaciones muy conflictivas con las personas de autoridad. Así pues el enfoque podría ser resolver el conflicto interno con la autoridad.

Como podemos ver, resolver cada uno de los problemas que contestan a la pregunta “¿Qué se lo impide?”, ayudan a resolver el problema original, pero no necesariamente lo resuelven en su totalidad.

Sin embargo, todos son importantes frenos y puede que sin resolver alguno de ellos sea imposible resolver el problema original.

Recuerda: En ésta fase es muy importante explorar TODAS las posibles opciones, mirar la situación desde todos los puntos de vista posibles.

Es la fase de crear opciones, así que recuerda apuntar todo lo que te ocurre, no intentes decidir inmediatamente qué es más importante, o dónde está la verdadera raíz del problema. Esto lo verás más claramente cuando mires la situación en su conjunto. Para ello, apunta todas tus respuestas de manera gráfica, tal como se muestra en el ejemplo que sigue. Cuando puedas ver todas las relaciones entre diferentes enfoques de manera visual, te será más fácil identificar cuál es tu verdadero problema.

Pero aún hay más. ¿Recuerdas que para que tu mente se ponga a trabajar en la búsqueda de la solución deberías formular problemas como retos? Formula cada problema de tu escalera de abstracción como reto y apúntalo en el nudo correspondiente. También ten en cuenta que para el mismo problema te pueden venir a la mente varias formulaciones de retos. Es totalmente válido, apúntalas todas.

Ahora ha llegado el momento de evaluar. Repasa ahora todos los retos que has formulado en tu escalera de abstracción. Reflexiona: ¿resolver qué reto podría ser la clave para el cambio de la situación hacia el resultado deseado? (El reto clave es aquel cuya resolución ayuda al máximo a solucionar los demás problemas identificados). ¿Qué retos están más dentro del área de tu influencia?

Recuerda que el reto bien formulado tiene que ser ni demasiado amplio, ni demasiado concreto.

Si es demasiado amplio, tu mente se sentirá dispersa y al proceso de resolución le faltará buen enfoque. Si, por el contrario, el reto es demasiado concreto, puede que te enfoques en una dirección equivocada y te cierres a otras opciones más viables.

Busca también los retos que te emocionan, que te gustaría realmente resolver. Si un reto no te emociona puede que no tengas suficiente motivación para trabajar en su solución.

Basándote en estos criterios, selecciona los retos que consideras los más importantes y los que te emocionan más. Apúntalos en el orden de prioridad, decidiendo qué reto deberías resolver primero, y cuáles después.

Ahora identifica ¿cuáles entre estos retos requieren pensamiento creativo? Para estos retos aplicarás las técnicas de creación de ideas en tu búsqueda de la mejor solución. Pero aguarda, que de ello hablaremos en otra ocasión.

Y ¿cómo acabó la historia de Pau? Pues de este modo: él se enfocó en el reto “cuáles son todos los casos en que la gente se va del trabajo de manera voluntaria”. Explorando las respuestas cayó en la cuenta de que una de las opciones es cuando uno encuentra un trabajo mejor. Entonces él consiguió el currículum de su jefe (vamos, que no es difícil para un informático hackear el ordenador del otro), lo mandó a las mejores agencias de headhunters y muy pronto su jefe recibió una oferta que no pudo rechazar. Pau ocupó su lugar, y, por supuesto, con el nuevo puesto obtuvo otro jefe. Así que ahora él aprende a construir relaciones.